Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), titulado El costo de la coacción revela preocupantes cifran en torno a la actividad laboral forzada.
Esta y otras conclusiones ofrecen un poderoso argumento para intensificar la acción mundial contra el trabajo forzoso. Roger Plant, jefe del Programa Especial de Acción para Combatir el Trabajo Forzoso de la OIT, habla al respecto.
OIT: ¿cuáles son las principales conclusiones de este informe?
Roger Plant (RP): en primer lugar presentamos nuevas y emergentes cuestiones del trabajo forzoso contemporáneo, incluso el que es consecuencia de la trata de seres humanos con fines de explotación laboral y sexual. Se toman en particular consideración las tendencias a lo largo de los últimos cuatro años.
En segundo lugar estipulamos una agenda para la acción coordinada a nivel nacional e internacional, con énfasis en el papel que pueden desempeñar los ministerios de trabajo para complementar la aplicación de otras leyes e intervenciones.
También mostramos qué más pueden hacer las organizaciones de empleadores y trabajadores, y otros grupos de la sociedad civil, ya que en la actualidad, la mayor parte del trabajo forzoso se encuentra en la economía privada.
Desde nuestro último informe sobre trabajo forzoso entregado en 2005, hemos podido ver muchos cambios positivos. Muchos países han adoptado nuevas leyes, en especial en contra de la trata con fines de explotación laboral y sexual.
Muchos han adoptado también planes de acción nacional y han establecido mecanismos interministeriales para acción coordinada contra la trata, y en algunos casos contra el trabajo forzoso.
Menos son los casos de países que han establecido y formado unidades especiales para identificar casos de trabajo forzoso y poner en libertad a sus víctimas.
Pero hay diversas brechas y desafíos, a las cuales es necesario dedicar atención.
Primero, a pesar de la legislación, existe aún mucha incertidumbre a la hora de identificar cuáles prácticas abusivas constituyen el delito penal de trabajo forzoso y tráfico de seres humanos.
Se habla mucho de prácticas análogas a la esclavitud y explotación laboral, pero es necesaria mayor claridad. Los gobiernos, tanto de los países en desarrollo como de los industrializados, acuden cada vez más a la OIT para solicitar orientación sobre estos temas.
Una conclusión importante del informe es que, si bien existen casos flagrantes de trabajo forzoso en el mundo, que involucran violencia física y restricción, las formas sutiles de coacción representan un problema generalizado que requiere respuestas creativas.
Por esto proponemos una agenda de acción global que comprenda cuatro temas principales: recolección de datos e investigación, aumento de la sensibilización a nivel mundial, mejora en la aplicación de leyes y respuestas por parte de la justicia laboral, y fortalecimiento de la alianza entre trabajadores y empresas contra el trabajo forzoso y la trata.
OIT: ¿cuántas personas son víctimas del trabajo forzoso en la actualidad?
RP: en ausencia de nuevos datos regionales confiables sobre trabajo forzoso, nuestro cálculo aún se basa en el Informe Global sobre trabajo forzoso de 2005.
En ese momento, la OIT estimó que al menos 12,3 millones de personas en el mundo estaban en alguna forma de trabajo forzoso o servidumbre.
De estas, 8,1 millones de personas eran explotadas por agentes privados, fuera de la industria del sexo.
El informe de 2009 considera que es prematuro actualizar estas cifras, que estaban basadas en extrapolaciones a partir de casos reales de trabajo forzoso registrados a lo largo de un período de diez años.
Ahora preparamos las bases para obtener cálculos más confiables por país, que son necesarios pero casi inexistentes en la actualidad. Para arrojar luz sobre las dimensiones nacionales del moderno trabajo forzoso, urgen este tipo de ejercicios.
OIT: ¿por qué habla del costo de la coacción?, ¿qué se mide y cómo?
RP: nuestra preocupación principal es el costo humano de la coacción, tanto para las víctimas y sus familiares, en términos del incalculable sufrimiento que padecen a través del trabajo forzoso, como para la sociedad en general.
En medio de una crisis financiera y económica mundial, en la cual existe un verdadero riesgo de que los más pobres y vulnerables sean quienes soporten la mayor parte del costo, queremos llamar la atención del público hacia una crisis que es menos publicitada pero igualmente seria: la de los mercados del trabajo.
Factores similares permiten que diversos empleadores e intermediarios se beneficien a expensas de los pobres. Además, al igual que en los mercados financieros, existen áreas borrosas, donde ellos pueden operar al margen de la ley y aprovecharse de los vacíos legales.
Hemos hecho un intento preliminar de medir el costo económico para los trabajadores, principalmente para despertar el interés y lograr una atención más rigurosa y sistemática hacia esta materia en el futuro. Nuestro último Informe Global estimó que los beneficios ilícitos generados por el trabajo forzoso vinculado a la trata alcanzaban U$S 31.700 millones al año, de los cuales U$S 28 mil millones provenían de víctimas de la trata con fines de explotación sexual.
En otras palabras, calculamos que todos aquellos involucrados en la cadena de la trata obtenían U$S 4 mil millones en beneficios fuera de la industria del sexo.
El nuevo Informe Global calcula que los costos económicos de estos trabajadores, en términos de salarios no pagados, horas extraordinarias no remuneradas y otras deducciones, asciende a cerca de U$S 20 mil millones al año.
Redacción elempleo.com, con información de la OIT
Opine en el debate: ¿Aceptaría cualquier empleo solo por no tener otra alternativa?
Comentarios