Por tratarse de un virus sumamente contagioso y que se traslada de persona a persona, las autoridades de salud han determinado una serie de medidas con la intención de frenar el contagio. Medidas tales como el distanciamiento social, la restricción vehicular sanitaria, el cierre de fronteras, parques y playas, fueron determinantes al inicio de la pandemia, pues se pensó que el virus se podría contener de esta manera.
A medida que ha pasado el tiempo, la experiencia ha demostrado que esas medidas no son sostenibles, y que el país debe dirigirse hacia una apertura progresiva, en la cual la población tendrá la obligación personal de cuidarse para seguir operando bajo una “nueva normalidad”.
Dicha obligación no es ajena a las relaciones de trabajo, puesto que los patronos por su parte tendrán que buscar la manera de evitar que existan contagios en sus centros de trabajo, para así lograr que su operación pueda continuar sin sobresaltos.
Todo patrono se encuentra investido con distintos poderes patronales, el poder dirección que es el que permite que el patrono trace objetivos claros y procedimientos, el poder de fiscalización que permite la revisión y monitoreo de los mismos, y por último el poder disciplinario que establece la posibilidad de sancionar las faltas de los trabajadores en caso de incumplimiento de los mismos.
Es a partir del ejercicio de estos poderes que el patrono puede establecer las medidas reactivas y de contención para evitar la propagación del virus dentro del centro de trabajo. Entre estas sugerimos lo siguiente:
Establecer protocolos y políticas claras referentes al Covid-19
Sugerimos a las empresas establecer por escrito los protocolos a seguir y comunicarlos oportunamente a los trabajadores, específicamente lo referente al lavado de manos, el distanciamiento entre puestos de trabajo, la utilización del cubre bocas, la implementación del teletrabajo para aquellos puestos que así lo ameriten, limpieza de puestos de trabajo y áreas comunes, el procedimiento a seguir en caso de tener un caso positivo, la determinación de roles de almuerzo para evitar que aumente el aforo recomendado en el comedor, entre otros.
De esta manera, los trabajadores estarían sujetos a su cumplimiento, y podría sancionarse cuando exista alguna falta.
Brindar el equipo de protección e higiene a los trabajadores
Es una obligación de los patronos entregar los suministros y herramientas para la ejecución de las labores. En caso de contar con trabajadores presenciales, recomendamos brindarles el cubrebocas, y dar seguimiento diario de que exista existencias en los suministros de higiene personal tales como jabón de manos y alcohol en gel.
De esta manera, los trabajadores no tendrían justificación para incumplir con las directrices patronales.
Dar seguimiento a las faltas y sancionarlas oportunamente
Es de suma importancia no solo establecer las directrices, sino también garantizar su cumplimiento. De ahí, que se debe de fiscalizar que los trabajadores cumplan con los protocolos, y en caso de incumplimiento aplicar la acción disciplinaria que corresponde según sea la gravedad de la falta, lo cual podría ir desde una amonestación hasta el despido sin responsabilidad patronal.
Entre las conductas comunes, que hemos observado que podría ser objeto de sanciones se encuentra el mal uso del cubrebocas, incumplir con el distanciamiento 1.8 metros requerido, y realizar meriendas o almuerzos compartidos.
Considero que, a partir de estos consejos, se podría procurar que las labores se den con relativa “normalidad”. El Covid-19 vino a modificar muchos aspectos de las relaciones sociales, y según lo visualizan los expertos la crisis sanitaria está lejos de terminar. De ahí que no queda más que aprender a convivir con el virus y desarrollar todos los cuidados necesarios para que tanto en la vida personal, como la laboral, se pueda seguir operando como corresponde.
Por: Gabriel Carvajal Salas
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