Los ingresos reales de los hogares costarricenses cayeron, en promedio, un seis por ciento entre los años 2003 y 2004.
Esta disminución, que afectó tanto a las familias más pobres como a las más ricas del país, se debe a que en ese período el salario percibido por todas las categorías ocupacionales no creció en forma proporcional al aumento en el costo de la vida.
Los trabajadores independientes (laboran por cuenta propia o son patronos) sufrieron la caída más fuerte en sus ingresos (14,1 por ciento). Entre tanto, el sueldo de los empleados públicos decreció en un 4,2 por ciento y el de los empleados privados en un 3,4 por ciento.
Por otra parte, los servidores domésticos fueron los únicos que experimentaron un aumento en su salario (3,8 por ciento).
La caída general del seis por ciento en los ingresos disminuyó la capacidad de compra de los ticos, dado que los ¢1.000 que invertía una familia en el 2003 para adquirir determinada cantidad de bienes se convirtieron en el 2004 en ¢940, que no alcanzan para lo mismo.
El empobrecimiento de los ticos, así como la advertencia de que Costa Rica pasó de una etapa de estancamiento a una de deterioro, figuran entre las conclusiones del XI informe.
Dicho informe se publica cada año desde 1995 bajo la supervisión del Consejo Nacional de Rectores y la Defensoría de los Habitantes.
El peligro
La undécima edición, revelada en el Centro Nacional de la Ciencia y la Tecnología (Cenat), en Pavas, señala que el país ingresó a una fase ?más peligrosa?, caracterizada por el desmejoramiento de los ingresos y una menor inversión social.
La caída en las entradas familiares también se percibe al comparar el ingreso per cápita mensual de los hogares. Este indicador cayó, en promedio, un 7,2 por ciento en todos los hogares entre el 2003 y el 2004.
Así, por ejemplo, en términos reales, un miembro de una familia muy pobre pasó de recibir al mes ¢7.107 en el 2003 a ¢6.894 en el 2004, mientras que en los estratos más adinerados el ingreso de una persona disminuyó de ¢122.882 mensuales a ¢111.950.
Como una posible consecuencia de este fenómeno, el informe del Estado de la nación indica que el año pasado el número de familias pobres (aquellas que no pueden satisfacer al menos una necesidad básica) aumentó de 121.900 a 154.900 respecto al año previo.
Y las familias en extrema pobreza pasaron de 46.760 a 53.700. En síntesis, el 36 por ciento de los hogares del país son pobres.
Raquel Gólcher B.
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