Me dieron un poder: ¿ahora qué?

 

El Empleo Noticias
viernes, 10 de marzo de 2023 8 a. m.

De los deberes y obligaciones de los representantes y apoderados

Mundo empresarial / 10 de marzo de 2023

Existen distintas formas de encontrarse en la responsabilidad del título de representante de una empresa o de apoderado; sin embargo, para muchas personas no es claro el alcance de su poder ni el rango de sus obligaciones y derechos.

 

En términos sencillos, podemos decir que el representante legal de una empresa es aquella persona o personas que cuentan con el reconocimiento legal para actuar en nombre de una persona jurídica. En el caso de que se trate de una persona natural, el representante cumplirá las funciones de un apoderado; mientras que en aquellos casos que se trate de una persona jurídica, el representante podrá ser el gerente o el administrador de la empresa. También nos podemos encontrar como apoderados de una persona jurídica cuando nos dan un poder para obligaciones específicas.

 

Cuando aceptamos representar a una persona asumimos la responsabilidad de hacer y actuar en nombre de la persona o de la sociedad para su beneficio; esto implica, por ejemplo, que deberemos asegurarnos de que la sociedad pague los impuestos, realice sus declaraciones, se inscriba en las distintas instituciones, entre otros, y que lo haga de la forma correcta. Será el apoderado o representante quien podrá y deberá firmar los distintos contratos y acuerdos de la sociedad, y quien, además, deberá enfrentar los procesos judiciales que involucren a la empresa.

 

Muchas veces nos encontramos con sociedades en las que sus gerentes o miembros se encuentran en el extranjero o que, por el giro de negocio, deben viajar de manera constante; otras, cuyo tamaño requiere de poderes específicos para gerentes de áreas específicas, por ejemplo, para el responsable o gerente de Recursos Humanos, de forma que este pueda entender asuntos laborales como los contratos, ofertas, negociaciones y procesos judiciales, entre otros. Estos poderes son los que, por lo general, se denominan limitados por la materia a la que se refiere. Los poderes también se pueden limitar por suma o a determinadas actuaciones, lo cual le da una guía al apoderado y el apoyo de la junta directiva o la asamblea de socios, para la toma de decisiones que sobrepasan sus facultades.

 

Pero ¿cómo podemos saber si estamos o no facultados para realizar un acto específico o los alcances de la responsabilidad? Como regla general, las capacidades o facultades de un poder se anotan y pueden ser consultadas; asimismo, podemos consultar a nuestro abogado sobre sus alcances.  

 

Cuando aceptamos estos poderes, debemos recordar que no actuamos para nuestro beneficio, sino para el de la empresa; por ende, debemos asesorarnos en aquellos temas que no dominamos; entender las implicaciones de los contratos que firmamos y asegurarnos de que nuestra empresa cuente con políticas y códigos que guíen las tomas de decisiones, de forma que nuestra responsabilidad se pueda remitir a esas guías, a fin de que podamos demostrar que hemos cumplido a cabalidad con lo que se nos ha mandado o encomendado.

Existen distintas formas de encontrarse en la responsabilidad del título de representante de una empresa o de apoderado; sin embargo, para muchas personas no es claro el alcance de su poder ni el rango de sus obligaciones y derechos.

 

En términos sencillos, podemos decir que el representante legal de una empresa es aquella persona o personas que cuentan con el reconocimiento legal para actuar en nombre de una persona jurídica. En el caso de que se trate de una persona natural, el representante cumplirá las funciones de un apoderado; mientras que en aquellos casos que se trate de una persona jurídica, el representante podrá ser el gerente o el administrador de la empresa. También nos podemos encontrar como apoderados de una persona jurídica cuando nos dan un poder para obligaciones específicas.

 

Cuando aceptamos representar a una persona asumimos la responsabilidad de hacer y actuar en nombre de la persona o de la sociedad para su beneficio; esto implica, por ejemplo, que deberemos asegurarnos de que la sociedad pague los impuestos, realice sus declaraciones, se inscriba en las distintas instituciones, entre otros, y que lo haga de la forma correcta. Será el apoderado o representante quien podrá y deberá firmar los distintos contratos y acuerdos de la sociedad, y quien, además, deberá enfrentar los procesos judiciales que involucren a la empresa.

 

Muchas veces nos encontramos con sociedades en las que sus gerentes o miembros se encuentran en el extranjero o que, por el giro de negocio, deben viajar de manera constante; otras, cuyo tamaño requiere de poderes específicos para gerentes de áreas específicas, por ejemplo, para el responsable o gerente de Recursos Humanos, de forma que este pueda entender asuntos laborales como los contratos, ofertas, negociaciones y procesos judiciales, entre otros. Estos poderes son los que, por lo general, se denominan limitados por la materia a la que se refiere. Los poderes también se pueden limitar por suma o a determinadas actuaciones, lo cual le da una guía al apoderado y el apoyo de la junta directiva o la asamblea de socios, para la toma de decisiones que sobrepasan sus facultades.

 

Pero ¿cómo podemos saber si estamos o no facultados para realizar un acto específico o los alcances de la responsabilidad? Como regla general, las capacidades o facultades de un poder se anotan y pueden ser consultadas; asimismo, podemos consultar a nuestro abogado sobre sus alcances.  

 

Cuando aceptamos estos poderes, debemos recordar que no actuamos para nuestro beneficio, sino para el de la empresa; por ende, debemos asesorarnos en aquellos temas que no dominamos; entender las implicaciones de los contratos que firmamos y asegurarnos de que nuestra empresa cuente con políticas y códigos que guíen las tomas de decisiones, de forma que nuestra responsabilidad se pueda remitir a esas guías, a fin de que podamos demostrar que hemos cumplido a cabalidad con lo que se nos ha mandado o encomendado.

 

 Por: Angie Portela, Gerente Legal Apriori

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