Un jefe humilde vale por dos

 

El Empleo Noticias
lunes, 11 de diciembre de 2017 8 a. m.

Buena relación con los empleados eleva compromiso con las metas.

Mundo empresarial / 21 de diciembre de 2012

No es suficiente parecer un jefe cercano, hay que serlo. A esa conclusión llega un estudio que destaca la humildad y prudencia como valores necesarios para dirigir un equipo de trabajo.

"En tiempos de constante evolución, como los que vivimos, hacer ver que las decisiones son previamente consensuadas con el equipo le darán una herramienta extra para alcanzar su objetivo de productividad: la empatía de sus subordinados", concluye un estudio sobre el tema de manejo del recurso humano.

El trabajo aparece publicado en la revista Academy of Management Journal, y concluye que, si bien los cinco tipos de liderazgo incluyen aspectos positivos, como aprendizaje, desarrollo, influir en las masas y compartir, "solo el estilo de liderazgo humilde está realmente enfocado hacia el exterior, promoviendo la cultura de aprendizaje en el equipo", señala. Y es que el desarrollo de adecuadas relaciones garantiza el apoyo organizacional y desencadena respeto."Las relaciones con los compañeros de trabajo tienen que ser más profundas y más significativas que un simple, Hola, ¿cómo estás? o Ten un buen fin de semana que no son más que charlas superficiales típicas de los jefes?, alerta Dike Duane, gerente de operaciones en el Disneyland California, autor del trabajo.

¿Cómo ser un jefe humilde? Según explica Duane, los jefes solo necesitan:

1.Sentirse inspirados por un estilo de gerencia humilde: se debe querer ser un líder cercano.

2.Cuidar de las personas de su entorno: tener una relación cercana con su equipo sin carcomer los límites de la relación jefe-empleado.

3.Ser sensible ante las necesidades del equipo de trabajo: cultivar la empatía.

5.Ser visible en la empresa y no ejercer solo desde una oficina: se debe hablar e intercambiar ideas con los compañeros de trabajo.

6.Y, quizás el punto más importante de la lista: fomentar la libertad de aprender constante-mente, de experimentar y de crecer entre los trabajadores.

Los anteriores puntos pueden lograrse, uno, comunicando las fortalezas a sus empleados y, dos, admitiendo con total franqueza que un jefe nunca sabe todo, hace frente a debilidades y comete también errores. En definitiva, ser un jefe humilde y cercano no debe ser una estrategia para mantenerse en el poder, más bien, debe ser una herramienta para convertirse en un líder particular, con carisma y diferente del resto, lo cual contribuirá con la reputación e imagen profesional.

Marcela Cantero mcantero@nacion.com

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