La dispersión es enemigo de la paz

 

El Empleo Noticias
lunes, 11 de diciembre de 2017 8 a. m.

Evite abrumarse por la falta de concentración.

Mundo empresarial / 11 de septiembre de 2015

¿Todo tiempo pasado fue mejor? Responder este decir conlleva toda una filosofía de nunca acabar, lo cierto es que en estos tiempos de tecnología de punta en las comunicaciones, muchos apenas recordamos cómo era la vida sin Internet, de mediados de los años 90 para atrás.

Si supeditamos la reflexión al trabajo, posiblemente sea más sencillo responder que el exceso de distractores que tenemos en la actualidad atentan no solo contra nuestra productividad en general, sino a la postre, contra la misma paz interior.

¿Cómo mitigar esa abrumadora sensación de “mil pendientes” con la que muchos nos acostamos cada noche? Brevemente... ¿cuántas veces le ha pasado que justo cuando debe sumergirse en un proyecto importante, surgen de pronto decenas de distracciones “impostergables”, tareas pendientes que urgen para que no se atrasen otros procesos paralelos? O que de la nada aparecen interrupciones desde todos los frentes imaginables, que incluyen alertas de teléfono, notificaciones de Facebook, Twitter, mensajes de texto, la bandeja de entrada de emails imparable.

En busca de respuestas o estrategias en Internet aparece el sitio deficitatencionaladulto.cl, el que asegura que este flujo incesante de interrupciones puede tener consecuencias muy perjudiciales tanto a nivel personal como financiero.

Como es lógico, la falta de concentración y la sensación de estar en tantas cosas a la vez sin avanzar en las más urgentes y/o relevantes, aumentan la probabilidad de cometer errores, generan altos niveles de estrés, disminuyen la productividad y, a fin de cuentas, todo atenta contra el bienestar emocional.

En la ya mencionada búsqueda en la web, se hallan algunos consejos básicos que podrían ayudarnos a llegar a la noche sin esa espantosa sensación de que se trabajó muchísimo pero no se avanzó nada y, en consecuencia, la factura de doble trabajo y estrés llegará al día siguiente.

Habrá que intentarlo, nada se pierde, todo es ganancia. Una de las primeras recomendaciones es “conocer al enemigo”, es decir, identificar cuáles son las fuentes de distracción más frecuentes. Lo ideal es enumerarlas –posiblemente la primerísima serán las notificaciones provenientes del teléfono celular– y aquí viene un consejo ante el cual funciremos el ceño: para evitar ser interrumpido en momentos de máxima concentración, lo recomendable es configurar los dispositivos para que no emitan sonidos de alerta.

Lo recomendable es revisarlos cada tanto, una, dos o más horas. Seamos honestos: el mundo no se va a paralizar porque no estemos disponibles inmediatamente ante los WhatsApp que nos llegan. Además, está comprobado que solo la distracción que implica mirar la pantalla para ver quién está requiriendo atención, nos desenfoca.

Revisar el email de 2 a 4 veces al día y contestar los más urgentes en uno de esos lapsos también puede ayudar mucho.

Cuando un proyecto exija toda la atención, tome medidas extremas: apague su celular o póngalo en modo avión. Al principio puede resultar difícil pero luego de ver los resultados –dicen los expertos– el hábito se vuelve muy útil.

¿Qué hacer cuando las distracciones son humanas, esos compañeros de trabajo que siempre tienen algo bueno qué contar y con qué interrumpirle. Sea firme y cordial, interrumpa y diga: “Ahorita no puedo atrasarme ni 30 segundos, conversemos después por favor”.

De nuevo, suena poco realizable –sobre todo por la idiosincrasia nuestra–, sin embargo, los beneficios se verán reflejados en la prioridad número uno: el bienestar propio.

Redacción Costa Rica
Yuri Jiménez
yjimenez@nacion.com

Noticias Relacionadas